No siempre sabemos cuándo va a ocurrir.
Pero a veces, sucede.
Estamos en una sobremesa cualquiera.
O en una plaza de pueblo, con niños corriendo y abuelos contando historias.
Y de pronto… algo cambia.
No fuera, sino dentro.
Una quietud. Una expansión.
Una voz interna que susurra: "Esto importa."
Eso me pasó en Víznar, un rincón de Granada.
Dos argentinos, lejos de casa, pero por primera vez en mucho tiempo… en ella.
Nos recibieron con los brazos abiertos. Con una calidez que no pide explicaciones ni ofrece condiciones.
Ese día aprendí que hay instantes que, sin anunciarse, nos cambian.
No porque pase algo extraordinario, sino porque algo dentro de nosotros se alinea.
Como si el universo nos tocara el hombro y dijera:
Mira bien. Aquí está lo sagrado disfrazado de simpleza.
Desde entonces, guardo esa frase como una brújula interior:
"El punto exacto donde lo mundano se vuelve sagrado y lo efímero, eterno."
Y para mi sorpresa, empiezo a encontrar muchos más momentos así.
Porque no se trata de forzarlos.
Se trata de estar presente cuando llegan.
Respirar distinto.
Mirar con intención.
Habitar el instante como si fuera el único.
Kairos & Chronos nació de ahí.
De darme cuenta de que, entre lo que parece insignificante,
se esconde lo más profundo.
No es lo grande lo que deja huella.
Es lo auténtico.
Lo vivido con los cinco sentidos despiertos.
Lo que no se repite, pero sí permanece.
Y hoy, mientras escribo esto, quizás tú también recuerdes un momento así.
Tal vez no puedas describirlo del todo…
pero sabes que estuvo ahí.
Y eso basta.
Nos seguimos leyendo.
— Agus
Esta frase es sublime: "El punto exacto donde lo mundano se vuelve sagrado y lo efímero, eterno."